La contabilidad de caja consiste en registrar los flujos de efectivo únicamente en el momento de los cobros y los desembolsos. Estas son las 5 cosas que debes saber para llevar correctamente la contabilidad de caja.
Carlos Andión
Spain Country Manager
La contabilidad de caja consiste en registrar los flujos de caja únicamente en el momento de los cobros y los desembolsos, distinguiendo entre las formas de pago y la naturaleza de las transacciones realizadas por tu empresa. La contabilidad de caja es un método de registro contable que tiene en cuenta los flujos de tesorería procedentes de las actividades de explotación, de inversión y de financiación. Por consiguiente, el documento básico de la contabilidad de caja es el extracto bancario.
Los créditos y débitos pendientes no se reconocen hasta el final del ejercicio, generalmente el 31 de diciembre. Por lo tanto, es necesario registrar todas las facturas de clientes y todas las facturas de gastos que no se hayan pagado en la fecha del balance.
La contabilidad de flujos de tesorería se utiliza para elaborar el estado de flujos de tesorería, que es uno de los tres estados contables fundamentales: el balance, la cuenta de resultados y el estado de flujos de tesorería.
La contabilidad de caja es un principio muy sencillo y rápido. De hecho, el estado de flujo de caja sólo registra los importes de los desembolsos o cobros de efectivo, es decir, cuando se registran las ventas cada vez que paga un cliente y las compras cada vez que paga un proveedor. Por consiguiente, si el flujo de caja no se paga ni se recibe, no debe aparecer en las cuentas de flujo de caja.
No todas las empresas pueden utilizar la contabilidad de caja. De hecho, sólo las empresas clasificadas como BIC y BNC pueden utilizarla.
- La contabilidad de caja para las empresas BIC
Las empresas sujetas al impuesto sobre actividades económicas (BIC) sólo están autorizadas a llevar una contabilidad de caja si son empresas comerciales, industriales o artesanales o empresas sujetas al régimen simplificado del impuesto sobre la renta real (RSI), ya sea como opción o de pleno derecho.
Sin embargo, la contabilidad de caja sólo se aplica temporalmente. Por tanto, las empresas BIC pueden utilizar la contabilidad de caja durante todo el ejercicio, pero al final del mismo deben utilizar la contabilidad de ejercicio.
La ley impone más limitaciones si la empresa se encuentra en la categoría BIC del régimen normal de imposición real (RNI): en este caso, es obligatorio llevar una contabilidad de compromiso y no es posible llevar una contabilidad de caja durante el ejercicio.
Las empresas sujetas al régimen de declaración controlada de los beneficios no comerciales (BNC) están obligadas a llevar una contabilidad de caja. No obstante, pueden optar por la contabilidad de ejercicio en caso necesario, aunque no les resulte ventajosa.
Las profesiones liberales tributan en la categoría de beneficios no comerciales, por lo que los beneficios se contabilizan únicamente sobre la base de los créditos pagados por los clientes y los gastos pagados a los proveedores.
En resumen, las siguientes empresas pueden optar por la contabilidad de caja:
La contabilidad de caja simplifica la contabilidad al director de la empresa. Durante el ejercicio, sólo se registran los flujos de caja, con desembolsos y cobros cada vez que un proveedor realiza un pago o se liquida una venta con un cliente.
Al final del ejercicio, se registran los débitos y créditos. Para ello, deben registrarse todas las facturas de gastos impagados en la fecha del balance y todas las facturas de clientes. Éstas se liquidarán en el ejercicio siguiente.
Sin embargo, la contabilidad de caja tiene algunas desventajas.
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